Histórico

Acuerdo sobre Malvinas

| Martes 9 de Abril, 2013

ACUERDO SOBRE MALVINAS Walter Hernández Valle [email protected] Carné 454 En mi columna "Digámoslo", publicada en " La Prensa Libre" del 6 de abril del año 2010, escribí : "La República Argentina es mi segunda patria. Allá me casé, allá nació mi hijo, allá estudié y trabajé y aprendí a amar a su pueblo. Sintiéndome parte de él, colaboré en la lucha por la recuperación de las Islas Malvinas, en abril de 1982. Con su doble nacionalidad, argentino-costarricense, mi hijo Walter Rubén participó como voluntario, uniéndose a miles de jóvenes en aquella gesta patriótica. Veintiocho años después evocamos, con orgullo, esa heroíca cruzada. pero, con dolor, la traición y la cobardía de muchos gobernantes del mundo de ese entonces. Los derechos de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, son legítimos, justos, inobjetables e irrenunciables. Los adquirió en 1810, al independizarse de España, al cuyo dominio pertenecían, de hecho y de derecho, por haber sido descubiertas por marinos españoles en 1592, antes del supuesto descubrimiento del inglés John Davis, en 1594, época en que el solo descubrimiento otorgaba derechos de dominio eminente. Inesperada e inexplicablemente, el Reino Unido las invadió con poderosas fuerzas armadas, en 1833 y expulsó a su población a tierras patagónicas y no permitió nunca su regreso, vulnerando así la integridad territorial argentina, que ahora ampara la Resolución 1514 de la ONU. Por ello, considero que es un deber de solidaridad y de justicia con un pueblo hermano, hacer valer el peso moral que distingue a Costa Rica, como nación ejemplar por su democracia, civilidad y pacifismo y respeto de los derechos de todo los pueblos del mundo. Pero veamos los hechos: lo único que continúa aceptando Inglaterra, legados ya al año 2013, es someter a la voluntad de los habitantes de las Islas Malvinas ( Falkland, parar ellos), la decisión de continuar como posesión británica o traspasarla a dominios de la República Argentina, mediante un plebiscito. Los argentinos podrían aceptar la realización del referéndum, si se permite votar a los descendientes de los malvinenses expulsados por los ingleses, a la Patagonia argentina, en 1833, que eran los pobladores originales y legítimos, pues, desde entonces,todos los habitantes insulares son de nacionalidad inglesa y, lógicamente, votarán por seguir bajo la bandera inglesa. Otro hecho comprobable, es que las Islas Malvinas forman parte de la plataforma continental argentina y están cubiertas por los tratados y acuerdos tradicionales sobre Derecho del Mar, zona marítima territorial y otras normas que antes no existían. Otro hecho irrefutable: mientras que las Islas Malvinas están situadas a sólo 480 kilómetros de la costa patagónica argentina, las separa una distancia de más de 14 mil kilómetros, de Inglaterra. Amén de que ya han quedado obsoletos los presuntos derechos colonialistas y repudiados, en diversas oportunidades, en el seno de las Naciones Unidas. EN BUSCA DE ACUERDOS VIABLES Costa Rica podría proponer a la Organización de las Naciones Unidas, la emisión, luego de cumplir con los requisitos exigidos para ello, de una Resolución, conteniendo algunas sugerencias que podrían servir como base para una franca y pacífica discusión entre Inglaterra y la República Argentina, entorno del caso de las Islas Malvinas o Falkland. Esas sugerencias deben contemplar un "status-quo" que permita a la República Argentina, ejercer su soberanía en las Islas Malvinas, pero permitiendo a los habitantes ingleses, conservar la doble nacionalidad: británica y argentina y reconociéndoles el derecho a exhibir, en sus propiedades, los símbolos patrios de su nación ( bandera, escudo, himno) y a tener representación razonable en la Administración de las Islas. La República Argentina, por su parte, tal vez debería acceder a que las islas Malinas sean reconocidas como un "Territorio Autónomo" de la Soberanía argentina. O alguna figura similar. Lo importante es que los actuales gobernantes de la Repúlica Argentina y de Inglaterra, que han demostrado su vocación pacifista y madurez como estadistas, den un ejemplo al mundo de lo que pueden lograr dos de las naciones más civilizadas del orbe