Periodismo sacrificio sin renuncia: para no olvidar
Juan José Arce Vargas | Viernes 10 de Febrero, 2023
Periodista carné 1194
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- No hay mayor libertad que sentirse libre, ni triunfo sin renuncia, ni victoria sin sufrimiento, ni libertad sin sacrificio, este enunciado acompaña al ejercicio del periodismo desde sus inicios hasta nuestros días.
Por la función fiscalizadora de la prensa, históricamente los periodistas han recibido ataques porque su labor incomoda, raspa, pinza y molesta el deseo ilimitado del poder, constituyéndose el periodismo en el primer frente de contención de las garantías y las libertades de los pueblos, en sociedades democráticas.
En Latinoamérica son múltiples los casos de violencia y ataques contra la prensa, por parte de los narcos, mafias organizadas e incluso de forma institucionalizada en los gobiernos, donde Costa Rica no ha sido la excepción.
En nuestro país, la persecución al periodista Rogelio Fernández Güell, exdirector de la imprenta Duplex, los periódicos El Imparcial y el Republicano, asesinado en la mañana del 15 de marzo de 1918, por las huestes de la Dictadura Tinoquista, en Buenos Aires de Osa, provincia de Puntarenas, es uno de los casos más emblemáticos.
Hoy, el nombre del Rogelio Fernández Güell, Benemérito de La Patria, es recordado por ser, diputado y constituyente en 1912, el único extranjero que ha sido director de la Biblioteca Nacional de México; la Avenida Central, en la ciudad de San José y el auditorio del Colegio de Periodistas profesionales de la Comunicación, recinto que conmemora las Asambleas que dirigen la institución, llevan su nombre.
Su nombre, sobre todo, es recordado por reclamar las libertades que hoy gozamos, enfrentó las intenciones de una dictadura que ejerció de forma indolente y cruel su poder, hasta su muerte, su sacrifico de sangre es legado irrenunciable.
En la publicación de Hilje (2019), del folleto intitulado: “El asesinato político del exdirector de “El Imparcial” y Diputado al Congreso Don Rogelio Fernández Güell”, describe las intenciones inescrupulosas de los Tinoco y su cínico séquito, carente de toda humanidad.
El maestro en Buenos Aires de Osa, Marcelino García Flamenco, -asesinado al año siguiente, recibió el mensaje del coronel Patrocinio, Araya, para notificar telegráficamente a su jefe Joaquín Tinoco ministro de Guerra, hermano del dictador Federico Tinoco:
“Hoy viernes 15 de marzo, a las 8 de la mañana, tuve la grata satisfacción de cumplir sus órdenes al pie de la letra. Rogelio Fernández Güell ya no vive y lo siguieron a la tumba Joaquín Porras (el matador del Coronel Quesada), Ricardo Rivera (el vaqueano), Jeremías Garbanzo y Carlos Sancho. […] Puede decirle al amigo Enrique Clare que cuente con el crespo [mechón] que me encargó de Rogelio. Estoy ansioso de dar a Ud. cuenta minuciosa de mi feliz comisión […]”.
El historiador Alejandro Bonilla Castro, describe en el periódico de La Nación del domingo 22 de marzo del 2009, los horrores de esa dictadura:
"Los detenidos políticos eran sometidos a torturas dentro de las prisiones. Los castigos más comunes eran los golpes con “el palo”, dados con una vara de membrillo en la espalda o los glúteos hasta desgarrar los músculos. Una variación eran los golpes de verga, un músculo secado al Sol y de mayor dureza que la vara. Este castigo era destinado a los prisioneros considerados líderes de la oposición o a los que fueran “indisciplinados” en las prisiones. Sin embargo, los castigos más temibles usados por los esbirros (policía Tinoquista) eran el cepo común y el cepo alto. En el primero de ellos se aprisionaban, entre dos maderos, la cabeza y los brazos del reo, y se dejaba su cuerpo en una posición extenuante por cerca de 30 horas. El cepo alto aprisionaba en el aire las piernas del reo, lo que no permitía a este apoyarse en ninguna parte. Por esto, los filos del cepo rompían la piel de las piernas y a veces causaban la muerte tras una dolorosa agonía".
Para no olvidar, porque el legado de la prensa valiente que busca la justicia, la dignidad y la libertad es irrevocable.
Fuente: Hilje, Luko (2019). “Una elegía para Fernández Güell: A un siglo de la caída de la dictadura de los Tinoco en Costa Rica”. Recuperado de https://www.meer.com/es/57012-una-elegia-para-fernandez-guell
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